Por Elías de la Cera
Huye la hora, avanza el olvido.
Trenzan Las Parcas de negro y dorado
el oro recuperado,
y la penumbra de lo perdido.
En un retrato inmortal y dormido
persevera el rostro amado,
persevera el amor brindado
y todo el cariño recibido.
Cada una tiene su historia
y más allá de la desdicha y la fortuna
todas esas historias se hicieron una
en esa cuarta dimensión que es la memoria.
El corte de Átropos es fatal e irrevocable,
persiste la lucha en el otro; mortal e interminable.
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