Por Paris Goyeneche

Antigua tradición cinematográfica, propia de las salas de cine argentinas entre la década del ‘30 y mediados del ‘60, el día de dama se trató de un fenómeno importante en la vida social de madres, amigas, mujeres y niños de la época. Normalmente era los días martes, con un programa no muy complejo, tres películas, de las cuales dos podían ser de cine nacional ya consagradas, y una siempre era “de relleno”, invariablemente de Elvis Presley para las niñas, o una de “Cowboys” para los niños. El precio era más que tentador: 40 centavos por cabeza, y todo comenzaba a las 14hs, terminando a las 20:30hs. Las madres preparaban todo para semejante franja horaria, razón por la cual se munían de sándwiches, bebidas y frutas. Para el que podía permitirse el lujo, se agregaba además las bondades de los carameleros.
Siempre fue un acontecimiento social, donde se podía charlar, compartir y emocionarse. Tuve el gusto de saber todo esto salvo por los relatos de mis mayores, pero pude presenciar los últimos estertores de las salas de cine de barrio pasando varias horas de este placer, ahora extinto.
Lo que quiero proponerles hoy es, efectivamente, un día de dama, con un poquito de trampa: Una película no es nacional. Pero teniendo en cuenta la temática les va a gustar, incluso reírse un poco…
“Cuando los duendes cazan perdices”, de 1955, una de las primeras producciones de Luis Sandrini junto al casalito ideal, Malvina Pastorino. Una historia sentimental y de amor para suspirar. Ya sin los lelismos del “Profesor Hippie”, que fue el opio de las clásicas películas del domingo al mediodía. Gran elenco. Y muchísimas escenas en exteriores de lugares que todos conocemos, pero de esa época.
Baja el telón, aplausos. Interludio. Momento de comerse los sándwiches de mortadela y tomarse una naranjada. Película de perejil: “DJANGO”, Western spaghetti de 1966, con Franco Nero haciendo de Django y la pulposa Loredana Nusciak, como María. Escenas de tiros y acción en 93 minutos de pura adrenalina. El piso se llena de cáscaras de mandarina y maníes.
Intermezzo necesario para ir al baño, charlar un poco con las vecinas, llamar al recato a los chiquilines. Sube el telón…
“Los cuatro jinetes del Apocalipsis” de 1962, de Vincente Minnelli (el marido de la Judy Garland). Film concentrado, basado en el libro de Vicente Blasco Ibáñez de título homónimo, que comienza con una escena de bailes nativos muy a la usanza de Hollywood, un poco lo que ellos creían que eran nuestras danzas paisanas. Bruto reparto, con el churro de Glenn Ford, Charles Boyer e Ingrid Thulin. Ya los chicos no se aguantan, y andan correteando por el hall de entrada del cine. Por lo cual puede ser que venga otro día para mirarla mejor. Va a estar en cartelera hasta el jueves…
Espero puedan aprovechar las noches de cuarentena que quedan para mirarlas, ya en la comodidad de sus hogares. Realmente fueron programación de un día de damas, pero del año 1967, en el cine teatro Maipú de Banfield, según pude corroborar por fuentes fidedignas. Tomen lugar en sus butacas, permítanme sus boletos, la función comenzará en breve. Los carameleros se sosiegan…
Bon Appetit
