Por Aldo Nesterovich. A veintiún años de la desaparición física del Doctor René Favaloro, queremos recorrer el camino que condujo al afamado médico, creador del “by pass”, a quitarse la vida, acosado por las deudas y desilusionado de los vínculos que otrora estrechara con algunos sectores de la política.

Por ejemplo, con los grupos conservadores que satelizaban por entonces, la gestión de Fernando De La Rúa, y más específicamente, con el actual jefe del Gobierno Porteño; quien se ha guardado con una calma pasmosa, algunas explicaciones que, a todas luces, no quiere dar públicamente. Hecho que ha quedado ratificado, cuando en un medio radial de la provincia de La Pampa, Horacio Rodríguez Larreta, contestó a un periodista que lo interpelaba: “No tengo nada que decir sobre el tema y no voy a responder sobre ese episodio”.
Veamos pues en detalle el asunto. El Proyecto de la Fundación Favaloro, tambaleaba. En el contexto de una profunda crisis económica – la de 1999-2001 – la institución reclamaba al PAMI, una deuda millonaria; cuyo origen eran 195 facturas impagas. Los trabajadores y las autoridades, sabían bien, que detrás de las acreencias, había un entramado de intereses inconfesables. El propio Doctor Favaloro, decía por entonces lo siguiente: “En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales y provinciales, además de a algunos empresarios de la salud, sin recibir respuesta. En la Fundación ha comenzado a actuar un Comité de Crisis con asesoramiento externo. Ayer comenzaron a producirse las primeras cesantías. Algunos pocos, han sido incluso, colaboradores míos, fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara…”.
Ocurría que, entre marzo y mayo de ese año 2000, habían tenido lugar tres reuniones con las autoridades de la Obra Social de Jubilados y Pensionados. En una de ellas, la entonces interventora radical, miembro del auto denominado “Grupo Sushi” – en el que también militaba el hijo del Presidente de la Nación, Antonio De La Rúa – la licenciada Cecilia Felgueras, le había comunicado a Favaloro que: “la única alternativa que quedaba, prevista en la conciliación obligatoria”, era verificar “caso por caso, para ver si los servicios, efectivamente se han prestado”.
Lo que, en una palabra, intentaban decirle, al afamado médico los funcionarios de alto nivel del PAMI, era que no confiaban en sus facturas. Dudaban de que hubieran representado los servicios que detallaban; o sea, hablando con propiedad, sugerían que la documentación era trucha. Colocaban así a la institución al borde de la quiebra, y a su titular, a la desilusión más cruel y a la desesperanza.
Horacio Rodríguez Larreta, era por entonces miembro de la conducción de PAMI. Había accedido al cargo, en representación del Peronismo, en cuyas filas, decía militar entonces. A mediados de julio de 2000, ordenó una verificación contable, que comprobó la veracidad de los reclamos realizados por Favaloro. Acto seguido, el mismo funcionario, motorizó una auditoría interna; demorando el pago de las acreencias reclamadas, y dejando la solución de fondo, postergada una vez más. Era a todas luces, un acto deliberado y cruel, que produciría el natural desenlace.
El 29 de Julio de 2000, René Favaloro, uno de los más afamados hombres de ciencia del país, se disparó una bala en el corazón, poniendo fin a su vida de modo violento y trágico. En horas previas al suicidio, redactó siete cartas, que dejó en su departamento de Palermo. Una de ellas, la más importante a nuestro juicio, fue la que tituló: “A las autoridades”. En ella, dejaba en claro las principales razones que lo habían llevado a quitarse la vida, eran la crítica situación financiera de la Fundación que llevaba su nombre, y la imposibilidad fáctica de cobrar las facturas impagas del PAMI.
En otra misiva, igualmente esclarecedora, Favoloro le decía al Presidente De La Rúa: “Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema, deberíamos tener cien camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda. Es indudable que ser honesto, en ésta sociedad corrupta, tiene su precio. A la corta o a la larga, te lo hacen pagar”. Y agregaba: “Estoy pasando uno de los momentos más difíciles de mi vida, la Fundación tiene grandes problemas financieros. En éste último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir”.
Unos meses después, Horacio Rodríguez Larreta era acusado penalmente de defraudación e incumplimiento de los deberes de funcionario público, al direccionar a otros fines, los recursos destinados a la compra de vacunas contra la gripe para el PAMI, junto con Cecilia Felgueras y otros altos funcionarios del organismo. Exactamente el tipo de maniobras de corrupción, que el propio Favaloro había sufrido en su contra.
La causa, recayó en manos del inefable juez Bonadío. La Federación Argentina de Cámaras de Farmacias (FACAF) acusó a Larreta y a los demás, de favorecer a Farmacéuticos Argentinos SA (FASA), en el marco del llamado a licitación para la adquisición y aplicación de las vacunas antigripales. De acuerdo a ésta denuncia, FASA habría accedido al pliego sesenta días antes, lo que le permitió ser la única oferente que pudo cumplir con los plazos de presentación de antecedentes.
Dentro de las irregularidades también se mencionaba a María del Carmen Silva, por entonces interventora de la delegación Jujuy de PAMI, quien al mismo tiempo era miembro del Consejo Directivo de FASA y de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), entidad que casualmente, aplicaría las vacunas. También, se mencionaban sobreprecios abonados por PAMI a FASA, por valor de aproximadamente 150.000 $, cifra considerable en la época.
La defensa de los tres funcionarios se realizó a través de un escrito en el que se consignaron los pormenores de tan escabroso asunto, dejando claro que, a diferencia del operativo de vacunación del año 1999, los costes habían aumentado en la escandalosa cifra de 2,5 millones de pesos.
Rodríguez Larreta fue despedido del PAMI y reasignado al frente del Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires, a las órdenes de Carlos Ruckauf, por entonces el Gobernador menemista del principal estado federal del país. Desde entonces, como todos y todas sabemos, ha realizado un largo recorrido por los principales puestos de la administración nacional y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; proyectándose hasta el presente, como uno de los seguros precandidatos a la Primera Magistratura de la República.