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La Discusión es siempre Necesaria. Algunas Reflexiones sobre el Debate Interno en el Frente de Todos

Por Silvano Pascuzzo

Las discusiones de la última semana sobre el rumbo del Gobierno y sus alianzas, han sido positivas y muy ricas. Era lógico que tuvieran lugar, tras siete meses de gestión, y compuesto el Frente de Todos, como lo está, por sectores muy diversos y diferentes. Había que explicitar los desacuerdos, ya que el silencio no contribuye a construir “equilibrios internos” y a sincerar posiciones. Es triste, que algunos compañeros y compañeras, crean que eso implica producir “fuego amigo” o “poner palos en la rueda”; porque reaccionan – quizás sin advertirlo – con una actitud contraria a la tolerancia herbívora que suelen defender.

Pero lo medular, sigue estando en los hechos y en el rumbo estratégico. El Presidente ha hablado con varios medios amigos, entre ellos Página 12, un diario controlado por Pepe Santa María, Secretario General del Sindicato de Encargados de Edificios; un dirigente cercano desde hace décadas a su persona; y ha prometido que, en la semana que iniciamos, se presentarán finalmente algunos proyectos claves, como la Reforma Judicial, el del Impuesto a la Riqueza y el de la nueva fórmula para el cálculo de jubilaciones y pensiones. Es, en el actual contexto, un paso prometedor.

Nosotros consideramos que es temprano para afirmar que hay un cambio de dirección en la política oficial; más bien existe, como lo venimos señalando desde hace tiempo, una visión muy definida y clara de la correlación de fuerzas. El Gobierno no es ingenuo, sino que se concibe como débil e impotente para confrontar con grupos de poder concretos, y desea, con gestos y actitudes, convencer a los mismos de que no va a repetir las impertinencias y las actitudes, del pasado inmediato. Considera que es mejor esperar para dar batallas épicas; apunta a la paz social y a la concordia, no al conflicto. En eso es honesto, y no puede reprochársele nada.

No vamos a volver a repetir nuestro punto de vista sobre las consecuencias peligrosas que esa mirada y esas acciones pueden tener a futuro; sino señalar que sería bueno que, en el discurso hacia los propios, se explicitara más claramente. El ex dirigente radical del barrio porteño de Caballito, un joven de modos amables y verba fácil, apellidado Santoro; lo explicó los otros días en una entrevista con el canal C5N. El Presidente – dijo – no considera que éste sea el momento para encarar reformas de fondo, porque el contexto internacional y local no lo permiten; y que esas expectativas deberían morigerarse, para dar paso a la sensatez y la mesura. Es un buen punto, discutible, pero mejor que la ambigüedad, sin dudas.

Me parece que lo que estamos discutiendo es la pertinencia de acelerar o frenar cambios de fondo; algo que siempre se discute y se discutirá en política. Estamos los que creemos que hay que ir al hueso de entrada, modulando luego la velocidad en función de la circunstancias; y están los que creen, como lo hace el vocero presidencial, que es tiempo de ordenar las cuentas públicas, acordar con los acreedores y dividir electoralmente al PRO; para después, en un futuro no precisado, transformar las estructuras de poder construidas por la Dictadura a partir de 1976.

Aclarando posiciones, es cómo vamos a entendernos o al menos tolerarnos. Y eso reclamábamos la semana pasada: que se nos intentara persuadir con ideas, y no con generalidades, con un “discurso para la gilada”, lleno de lugares comunes y manifestaciones de honestidad y buenas costumbres. El Presidente ha dado sus razones, tanto pública como privadamente, y eso es un dato alentador. Nosotros seguiremos disintiendo, porque no vemos aún motivos, para desdecirnos en lo esencial. Así es la Democracia, y no hay que asustarse por ello.

Cada uno podrá sacar sus propias conclusiones, pero el debate tiene que existir y sin ninguna censura; porque eso posibilitará que se encauce internamente, y enriquezca la construcción de herramientas alternativas, si las actuales no funcionaran o demostraran ser inconducentes. No somos enemigos de Fernández y sus ministros, solamente sus críticos internos; ,algo que insistimos, debería ser normal y hasta necesario, en un espacio que dice haberse construido para cerrar la “grieta”.

Es posible que tengamos que aceptar que éstos cuatro años sean una etapa de transición, más que de reformas. Es también seguro, que la visión del Presidente es la de un contemporizador, más que la de un reformador; y que, en consecuencia, no debería ponerse la vara muy alta en materia de transformaciones esenciales. Más bien estaría más acorde con la realidad, esperar un Gobierno ordenador, pacificador y moderadamente orientado, en todos sus actos y declaraciones. Si ese es el camino correcto a ésta etapa, lo dirá el tiempo, que todo lo clarifica.

Lo que sí nos parece importante, es que se definan con claridad los objetivos tácticos y se los concrete. Y también que se gestione con eficacia y eficiencia la crisis; sin cambios de rumbo constantes y arrepentimientos públicos varios. Esperamos ansiosos, novedades en el terreno legislativo y las recibiremos con alivio, aunque con cautela, para poder revisar el contenido de las mismas y sus orientaciones explícitas e implícitas. Los compañeros y compañeras que han alzado su voz contra el acto del 9 de Julio y su inocultable mala organización, han hecho su trabajo. Esperamos que la política, haga el suyo.

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