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Informe de Política Internacional N°27

Por Gonzalo Cueto

La crisis económica mundial es tan grande, que la pandemia de coronavirus provocó una pérdida de horas de trabajo equivalente a 495 millones de empleos y desplomó, este año, el salario de los trabajadores en 3,5 billones de dólares, según informó la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tras difundir un estudio correspondiente al segundo trimestre de 2020. Si no podemos comprender que el escenario internacional es más restrictivo, proteccionista y en constante conflicto, nunca podremos avanzar en un crecimiento como país. Por ello, hoy podemos destacar dos frases históricas de Juan Domingo Perón, quien solía decir: “a fin de cuentas, la política, es la política internacional” y “que la única verdad es la realidad”.

Ante este panorama, y en vísperas de las elecciones presidenciales, Donald Trump dispara todo tipo de artilugios en pos de garantizarse una victoria en noviembre. El lamentable espectáculo evidenciado en el último debate presidencial atestigua la profunda grieta que se vive hoy en los Estados Unidos; algunos teóricos hasta se animan a afirmar la crisis mortal o fin del “bipartisanship”, el cual es reconocido como un parámetro histórico de convivencia política responsable en Occidente. La realidad marca que los Estados Unidos se encaminan hacia un empate técnico en las elecciones, y es ante esta eventualidad que la estrategia de Donald Trump, de nombrar apresuradamente a una Jueza conservadora en la Corte Suprema, toma un volumen mucho más amplio y estratégico.

En cuanto a lo financiero, la Reserva Federal de Estados Unidos mantendrá la tasa en el 0% anual hasta el año 2023 y, como consecuencia, el dólar en el mundo se devalúa, frente a un Renminbi que se aprecia. A su vez, la mayor demanda de materias primas hace que los precios de las commodities comiencen a subir. Recordemos que la Reserva Federal, desde marzo, viene operando para sostener el sistema con la impresión de dinero y con la compra de distintos tipos de bonos denominados “basura”, dado que se pusieron como objetivo comprar los activos necesarios para contrarrestar el coronacrash y evitar así las quiebras masivas. Por lo tanto, hoy, la Reserva Federal se transformó en el mayor inversor mundial, por lo cual todos los países comienzan a tener miedo de que este accionar genere una burbuja imposible de pagar en el futuro.

Las milicias armadas crecen en el interior de EEUU, y son quienes llevan adelante las protestas más radicalizadas. Estos grupos ven a Trump como la única alternativa para gobernar al país; según el experto Paul Goldenberg, miembro del Consejo Asesor del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU: "Las milicias han estado involucradas y activas en EE.UU. durante décadas o siglos en algunos casos. Pero lo que vemos ahora es un momento absolutamente sin precedentes en la historia de EE.UU”. Los reclamos de Trump contra las medidas de confinamiento, sus pedidos de mano dura hacia las protestas callejeras, la lucha contra la inmigración ilegal, así como sus sugerencias infundadas de que el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, instalaría el socialismo en EE.UU. y quitaría fondos a la policía, sintonizan con los postulados de estos grupos de extrema derecha.

La última Asamblea de Naciones Unidas dejó al descubierto la constante puja por la eliminación de un modelo multipolar, hacia un modelo nuevamente bipolar. Ante el mundo, Xi Jinpin dijo: “China seguirá trabajando como constructor de la paz mundial, contribuyente al desarrollo mundial y defensor del orden internacional. Para apoyar a la ONU en el desempeño de su papel central en los asuntos internacionales, anuncio los siguientes pasos que tomará China:

Proporcionará otros 50 millones de dólares al Plan de Respuesta Humanitaria Global COVID-19 de la ONU.

China aportará 50 millones de dólares estadounidenses al Fondo Fiduciario de Cooperación Sur-Sur China-FAO (Fase III).

China extenderá el Fondo Fiduciario para la Paz y el Desarrollo entre la ONU y China por cinco años después de que expire en 2025.

China establecerá un Centro de Innovación y Conocimiento Geoespacial Global de las Naciones Unidas y un Centro Internacional de Investigación de Big Data para los Objetivos de Desarrollo Sostenible para facilitar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

Llegado su turno, Trump dirigió sus críticas a lo que él autodenomina el eje del mal: Corea del Norte, Irán, Venezuela y, sobre todo, China y la OMS, diciendo que:

“Las Naciones Unidas debe hacer que China rinda cuentas por sus actos. En los primeros días del virus, China prohibió los viajes dentro del país mientras permitía que los vuelos abandonaran su territorio e infectaran al mundo. El gobierno chino, y la OMS, que está controlada por China, declararon falsamente que no había pruebas de transmisión entre humanos”.

El nuevo brote de brucelosis en la capital de la provincia de Gansu, en el cual se confirmaron miles de infectados, vuelve a poner el foco de atención sobre la deficiente administración bacteriológica de China. En contrapartida, China avanza con su vacuna contra el Covid y se jactan de haber ganado la lucha contra la pandemia. En este sentido, en una ceremonia celebrada en el Gran Palacio del Pueblo, tres expertos recibieron medallas y títulos de "héroes del pueblo", mientras que decenas de trabajadores sanitarios fueron galardonados con títulos honorarios del Partido Comunista Chino. Mientras tanto, Brasil ya comienza con las pruebas de la vacuna china y el Ministerio de Salud de Argentina anuncia que se harán las pruebas de fase III en nuestro país, tras un encuentro entre funcionarios argentinos, chinos y representantes de la empresa que integra el China National Biotec.

Mientras que la pandemia sigue su camino y azota nuevamente con fuerza sobre Europa, el Presidente de Francia se pone al frente de la negativa hacia el acuerdo UE-Mercosur, el cual evidentemente pasará a la historia. El proceso de invalidación de este acuerdo se llevó a cabo en cuatro etapas: ante la oposición frontal de los agricultores y de las ONGs medioambientales, el presidente francés, Emmanuel Macron, lo dejó en suspenso el año pasado, junto con manifestaciones tanto en Bélgica como en el Sur de Italia y España; luego, en agosto de 2019, durante la cumbre de los 7 países más desarrollados (G-7) que se llevó a cabo en Biarritz, el mandatario francés se opuso al acuerdo con el argumento de que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, había “mentido” sobre sus compromisos medioambientales (recordemos que en ese momento también se estaban dando los incendios en el Amazonas).

Sumado a lo del Mercosur, Macron, ante la Asamblea de Naciones Unidas realizó una descripción de cómo se encuentra Europa en su pensamiento y arremetió contra EEUU y China diciendo que:

(…) el mundo no puede ser reducido a la rivalidad de ambos países y a sus luchas (…) la salida solo puede venir de la cooperación internacional (…) El colapso de los marcos de cooperación significa que debemos construir un nuevo orden”.

También se expresó sobre la importancia de reanudar las conversaciones de paz entre Israel y Palestina, y agregó que no hay una opción alterna viable diferente a la solución de los dos Estados y a vivir lado a lado en paz, alegando que no se puede lograr la paz tomando decisiones unilaterales o pisoteando los derechos legítimos de los palestinos, y señaló que la actitud de Israel hacia este tema es errónea.

Por otro lado, el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán se vuelve, cada vez más, un asunto de preocupación internacional. Todos temen una escalada en la violencia militar, lo que llevaría a un escenario de conflicto bélico abierto en la región del Cáucaso. Allí, nuevamente, el gobierno francés, en la figura de Emmanuel Macron (buscando un posicionamiento internacional como vengo manifestando) instó hoy, tanto a Armenia como a Azerbaiyán, a cesar de inmediato las hostilidades en la tensa zona de Nagorno-Karabaj para retomar los diálogos de paz, auspiciados por el grupo de Minsk.

La situación internacional demuestra que todos los países están sufriendo las consecuencias de la pandemia. Hoy, todos están con la misma disyuntiva y con los mismos problemas, la diferencia es que nosotros acarreamos con una crisis que se arrastra desde hace ya 10 años. Si bien el gobierno argentino logró renegociar la deuda que estaba en un default virtual, el riesgo país sigue indicando que, para los mercados, nosotros hoy no somos creíbles y seguimos en una situación de inminente default. La tasa de desocupación subió hasta el 13,1% al término del segundo trimestre del año, con un incremento de 2,5 puntos porcentuales respecto al 10,6% del igual período del año anterior, según el Indec. Los índices de pobreza también reflejan un aumento sustancial y la actividad económica acumula una caída mayor al 13%. Tenemos una contracción del 19,1% en el PIB del segundo trimestre y el consumo privado cayó en un 22,3%, las importaciones y exportaciones de bienes y servicios registraron descensos del 30,1% y del 11,7%, respectivamente. Los brotes verdes prometidos nunca vinieron y la luz al final del túnel que el gobierno anterior prometió, hoy, parece que se apagó.

El País se encuentra en situación muy crítica, los números solo reflejan lo que ya pasó, y lo importante es dilucidar cómo lo revertimos o cómo avanzamos hacia un escenario de credibilidad y crecimiento. Las medidas tomadas en los últimos días sobre la intensificación del corralito, son medidas que llegan tarde, pero era cantado que pasarían, dada la escasa cantidad de dólares de libre disponibilidad en las arcas del BCRA. Sin embargo, y por suerte, el sistema bancario aún está sólido y con mucha liquidez, ya que, de cada 100 USD depositados, el banco posee 88 USD. Se estima que hay 17.246 millones de dólares depositados en bancos, un 72% en cajas de ahorro y el resto en plazos fijos; de ese total, el 70% corresponderían a personas humanas y un 30% a empresas. Hoy, las divisas salen, no entran, e inclusive la ayuda de los Organismos Internacionales parece lejana, mientras las reservas del BCRA se desangran.

Seguimos con la pandemia, seguimos con los problemas de fondo que fueron intensificados por la cuarentena y los problemas internacionales. Quizás, nuevamente la suerte juegue a favor por la suba de los commodities, pero volvemos nuevamente a depender de éstos, mientras las condiciones climáticas en nuestro país hacen que se prevea una caída de la cosecha y, por ende, una caída del ingreso de divisas. Las empresas que antes estaban muy complicadas, hoy están quebradas, y las que tienen un tamaño mayor no pueden acceder a los dólares para poder pagar sus deudas externas. Esta situación presagia un default corporativo y complicaría el escenario del gobierno. Por delante está la negociación con el FMI, la cual tendrá que ajustarse a la realidad y seguramente vendrán las recetas para que Argentina acumule algo de dinero, para poder empezar a pagar dentro de unos años. Veremos qué medidas “surgieren” esta vez.

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