Por Gonzalo Cueto
El mes de agosto trae incertidumbre en la economía norteamericana. Las proyecciones de recuperación de la economía no son buenas, pese al crecimiento del empleo a niveles similares a los del 2009. El temor de que Estados Unidos no se recupere de la caída de su economía, calculada en alrededor del 32%, hace que los inversores internacionales vean con buenos ojos las proyecciones europeas. Siguiendo esta dinámica, se observa un aumento de las posiciones en oro, en empresas informáticas y tecnologías; en empresas de productos básicos de consumo y en empresas de telecomunicaciones; todas ellas hoy se ven beneficiadas por la caída del dólar, y un mercado con baja tasa de interés.
A la incertidumbre económica, se le suma la política. Los intentos desesperados y, lisa y llanamente, ridículos de Trump por posponer las elecciones, con el fin de ocultar su caída en las encuestas no ayudan en nada a la situación interna.
Por su parte, China posee el tiempo para esperar en sus definiciones, frente a un escenario de cambio de gobierno. Ante este escenario, China presenta otro plan relacionado con criptomonedas, para luchar contra la hegemonía del dólar estadounidense en los pagos internacionales. En la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, el principal órgano de asesoramiento político del país, propusieron la creación de una moneda digital que estaría respaldada por una canasta de divisas, la cual incluiría el yuan chino, el yen japonés, el won surcoreano y el dólar de Hong Kong.
La escalada del conflicto entre China y los Estados Unidos sigue en aumento. Las elecciones presidenciales entre Biden y Trump se ven como un momento bisagra en la relación bilateral entre ambos países. De ganar Trump, la relación tenderá a ser cada vez más distante. Algunos países ven con ojos oportunistas este posible distanciamiento, dado que los Estados Unidos necesitaran nuevos polos industriales para manufacturar sus productos, y ahí saltan, en primer lugar, México y la India. Por el otro lado, el gigante asiático deberá encontrar nuevos socios que le provean materias primas y productos básicos, y ahí surge una oportunidad para el Mercosur.
Mientras tanto, el gobierno en Pekín sigue ampliando su marina mercante - al estilo de Perón -, sus flotas navales, creando empresas portuarias y transformando sus empresas logísticas en gigantes mundiales. China se encamina a conquistar los mares y el transporte comercial mundial. No olvidemos que China ya posee una base militar en Djibouti (al igual que EEUU, Francia, Japón e Italia), un enclave geopolítico y geoeconómico vital en el comercio mundial, ya que se ubica entre el Mar Rojo y el Golfo de Adén, ruta por excelencia del abastecimiento energético mundial. Sin embargo, no es la única penetración en el continente africana, donde posee inversiones que van desde puertos, aeropuertos y compañías eléctricas, hasta carreteras, entre otras.
Por otro lado, el frágil equilibrio en Medio Oriente se vio sacudido por una, al menos dudosa, explosión en el Puerto de Beirut, Líbano. Esto no solo puso en evidencia el peligroso conflicto social que se vive en el país, sino que demuestra la penetración de grupos terroristas en países claves para el equilibrio regional. El Líbano no solo es estratégico a nivel comercial, sino que viene siendo, desde hace ya muchos años, el escenario donde se desarrollan las rivalidades entre Irán y Arabia Saudí y, en el último tiempo, entre China y EEUU.
Los líderes mundiales han opinado al respecto. Según las últimas declaraciones de Trump, este no fue un acontecimiento fortuito sino provocado; el Gobierno de Israel (que ha librado varias guerras con el Líbano), ha negado cualquier papel en lo ocurrido. El presidente turco, Erdogan, dijo que el origen no estaba claro aún, pero comparó la explosión con un bombardeo; Sayyed Hassan Nasrallah (líder del poderoso grupo chiíta libanés Hezbolá), negó las acusaciones de que el grupo apoyado por Irán tenía armas almacenadas en el puerto. Situación, en resumen, muy parecida a la vivida en Argentina en el 2001 y “el que se vayan todos”, que también obligó a la renuncia de un gobierno.
Hoy, el Líbano no tiene muchas opciones económicas, ni de ayuda internacional, y el FMI le exige reformas que hasta ahora no pudieron cumplir, y que la sociedad del Líbano tampoco quiere aceptar. Por lo cual, las movilizaciones sociales y los conflictos políticos son muy complejos. China se presenta como su única oportunidad para la reconstrucción económica, y ahora también, de la reconstrucción del puerto y la ciudad. Sin embargo, a diferencia de los organismos internacionales de crédito, China ofrece ayuda a cambio de participar en la nueva Ruta de la Seda.
A nivel local, y después de casi 9 meses, el gobierno argentino terminó de cerrar un acuerdo con los acreedores privados. Ahora es necesario comenzar a pensar como encarar el resto de los problemas macroeconómicos que el país viene arrastrando hace años. Es importante comprender que ahora tenemos que empezar a recuperar mercados y crecer en el comercio internacional. Tenemos que comenzar a vender más en el mundo, y la decisión de transformar granos en proteína animal (hablo de la venta de cerdos a china) es una acción tendiente a ese crecimiento, de forma paulatina, cuidando la calidad de los cerdos locales y evitando las complicaciones sanitarias que podrían suscitarse.
El mayor problema aún no resuelto en el acuerdo con los bonistas son las condiciones legales, ya que los acreedores privados lo que buscan es que, de producirse una nueva renegociación, esta tenga que contar, como mínimo, con el 70% de aceptación, condición muy desfavorable para la Argentina; por ende, habrá que esperar hasta ver que termina ocurriendo, y como haremos para producir los dólares que necesitaremos dentro de unos años.
La situación de las reservas de libre disponibilidad son un tema de sumo cuidado. Si no cuidamos y ampliamos nuestras reservas, en pocos meses, necesitaremos de una nueva inyección de dinero por parte del algún organismo internacional, dado que hoy las reservas del Central alcanzan los U$S 43.000 millones promedio y, de ellas, solo 8 mil millones son de libre disponibilidad.
Si bien se declaró que la balanza comercial está arrojando números positivos, esto es un cálculo algo falaz, ya que se debe a la paralización de importaciones debido a la crisis y, en todo caso, el margen favorable no es lo suficientemente amplio como para beneficiar un crecimiento económico sostenido. Por lo tanto, los nuevos acuerdos con los organismos internacionales, como el FMI o Banco Mundial, nos tienen que permitir poder pagar sin volver a caer en un Default técnico, por eso es muy importante ahora la nueva negociación que se encara con el FMI para ver como ellos acompañan el proceso; recordemos que dicho organismo fue el responsable de un préstamo, sabiendo las condiciones de imposibilidad de pago.
En el plano político, las últimas encuestas de opinión arrojan una fuerte preocupación por la inseguridad, seguida por el coronavirus y la crisis económica. En el marco de la pandemia y la crisis económica, lo más preocupante es que UNICEF Argentina elaboró un informe que afirma que, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad de chicas y chicos pobres pasará de 7 a 8,3 millones, es decir, un 63% de los chicos de todo el país. Esto es lo que nos tiene que preocupar para comenzar a crecer y empezar a sacar a las próximas generaciones de la pobreza. Se estima que el Indec dará a conocer esta semana la inflación de julio, la cual alcanzaría el 2,5%, y se prevé que, para agosto, comience una suba escalonada que llegará hasta el 4% en los dos últimos meses del año, alcanzando así un 40% de inflación anual. A nivel laboral, se calcula que se han perdido 1 millón de empleos en el último trimestre.
Si bien, y en sintonía con lo que está pasando en todo el mundo, el gobierno planea otorgar un salario universal básico para unos 9 millones de personas aproximadamente, es necesario que se tomen las medidas concretas para que esto se transforme en formas de trabajo y no queden simplemente como subsidios a la pobreza.
Recomiendo las notas de Elías de la Cera y Matías Slodky de nuestro portal, que complementan muy bien lo expuesto en muchos de los informes previos, uno hablando de geopolítica y de cómo Brasil avanza y nosotros nos quedamos, y la otra sobre la deuda, respecto de si es necesario festejar o ser cautelosos.
En esta ocasión es importante destacar que hoy, 12 de agosto, es el día de la Reconquista de Buenos Aires, situación que tendría que ser replanteada en los colegios para que no se enseñe nunca más las Invasiones Inglesas y sí la Reconquista de Buenos Aires; recordar la historia nos hace saber quiénes somos y quienes son los otros.