Por Gonzalo Cueto
El reseteo económico mundial, o como algunos lo llaman: “la nueva normalidad económica”, está ofreciendo nuevos desafíos a las autoridades económicas. Si bien ha aumentado de manera considerable las ventas digitales, la liquidez monetaria se está viendo afectada debido a la escasez de transacciones comerciales con billete físico y el atesoramiento resultante. La falta de circulación tiene en alerta a la Reserva Federal Norteamericana, quien teme una deflación producto de la sensación imperante en la sociedad sobre la continuidad de la pandemia. Sin embargo, las grandes ganancias de las empresas digitales de comercio electrónico, empujan a la economía estadounidense a un rebote histórico.
A nivel político, las cosas en Estados Unidos no vienen simples. Trump ve que sus esperanzas de reelección se esfuman, y continúa tomando medidas desacertadas como las intervenciones, disfrazadas de sanitarias, en los distritos demócratas, declaraciones preocupantes como las de la semana pasada, en las cuales anticipa la posibilidad de no reconocer el resultado electoral, si es que le es desfavorable, alegando indicios de fraude, así como también está avanzando sobre la prohibición de que se utilice la aplicación TIK TOK (de origen Chino) en el país. Por último, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, se refirió a China como la amenaza existencial para la economía, la libertad y la democracia diciendo: “El mundo libre debe triunfar sobre esta tiranía”.
A nivel internacional, el deterioro continuo entre los dos colosos de la economía mundial ya está escalando a niveles preocupantes. A principios de la semana anterior, el gobierno de Donald Trump exigió el cierre en 72 hs del consulado chino en Houston, alegando la necesidad de proteger la integridad de la propiedad intelectual de las empresas norteamericanas. La medida, según el ministro de Exteriores chino, significa una escalada en la tensión entre ambas potencias "sin precedentes" y Pekín amenaza con represalias. Sumado a ello, el senador republicano Josh Hawley, presentó un proyecto de ley que permitiría a las víctimas demandar en los juzgados estadounidenses al Partido Comunista Chino. Sin mencionar las sanciones impuestas a la empresa china Huawei, acusada de ser violadora de los derechos humanos de sus empleados, y un sinfín más de acusaciones, probablemente infundadas, o al menos incomprobables. Las respuestas no tardaron en llegar, y China ordena el cierre del consulado de EE.UU. en Chengdu; dicha decisión se produjo apenas horas después de que Pompeo realizara sus fuertes declaraciones.
En sintonía con EEUU, en materia de 5G y sobre Hong Kong, el ministro de Cultura de Inglaterra, Oliver Dowden, anunció que el Gobierno británico prohibió la compra de nuevos equipos para redes 5G producidos por Huawei a partir del 31/12/2020, por lo que también comienza a ponerle límites al gigante asiático. Este hecho, más el plan para que casi tres millones de residentes de Hong Kong obtengan la ciudadanía británica, provocó el enojo de Pekín, respondiendo con dejar de reconocer un tipo de pasaporte británico, el BNO (British National Overseas), que poseen muchos de los que viven en Hong Kong.
Si bien después del Brexit, el Reino Unido ya no forma parte de la Unión Europea, Gran Bretaña se encuentra en la misma encrucijada que toda Europa, debido a que deben sortear con cintura política los desafíos que le impone la guerra comercial chino-estadounidense, principalmente en materia de soberanía digital, que los pone a la merced tanto de uno, como del otro. Sin embargo, Alemania vislumbra una solución, debido a su fuerte impulso local en la materia, que podría, de una vez y por todas, permitirle a Europa salir de este embrollo.
Para la Unión Europea, no han sido días fáciles pero, después de horas de discusión, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, anunció: "hemos llegado a un acuerdo sobre el paquete de recuperación y el presupuesto europeo". El paquete consiste en un plan de ayuda europea, sin precedentes, por un monto cercano a los 390.000 millones de euros, mostrando así la vigencia del eje Francia-Alemania en la toma de decisiones en el seno de la Comunidad Europea. Podemos asegurar con esta medida que, en Europa, la ayuda social y la participación activa del Estado en las economías nacionales está en alza. Es importante tener presente que, parte de esta ayuda, surge del recorte de subsidios al Agro en Europa; por tal motivo, ahí tendremos una nueva oportunidad de ser competitivos si logramos hacer que la producción del campo crezca.
En el plano multilateral, Donald Trump busca incorporar primero a Rusia y luego a Australia, la India y Corea del sur al G-7; con el objetivo de profundizar el aislamiento de China en todos los ámbitos de discusión. La India, luego de la reanudación de conflictos armados en la frontera con el gigante chino, busca competirle en la promoción de instalaciones de empresas mundiales en su territorio, respaldado por su economía en alza y su fuerte desarrollo tecnológico. Por tal motivo, hoy India es un país en disputa entre las dos potencias, para transformarlo en un socio estratégico.
Por otro lado, en la región del Cáucaso, se observa con preocupación la escalada del conflicto bélico entre Azerbaiyán y Armenia, debido a los ataques perpetrados en las fronteras en disputa, por parte del ejército Armenio, violando así todas las recomendaciones de las Naciones Unidas, que instan por una solución pacífica del conflicto.
A nivel local, la negociación con los acreedores internacionales sigue al tope de la ocupación política, junto a la pandemia. Luego de 7 meses de idas y vueltas, y con muchas concesiones por parte del Estado argentino, se llegó a una posición muy cercana a la que solicitaban los acreedores (quita del 8%, periodo de gracia de 1 año, y pagamos intereses devengados desde abril del 2020 y un valor de 53.5 por papel); sin embargo, el acuerdo aún no se firma, y se especula con una nueva contraoferta por parte de los acreedores.
Esta negociación, de no concretarse, le costará al Estado argentino 7 meses de pagos de intereses e incremento de lo adeudado, por una deuda contraída de forma irresponsable por el gobierno anterior, con el apoyo del FMI. Desde un principio, se sabía que la Argentina tiene un límite respecto de lo que puede pagar, sin poner en riesgo el bienestar de los argentinos. Ya en su momento, Néstor Kirchner pronunciaba la frase: “los muertos no pagan”, en alusión a la necesidad de poner límites en una negociación y que, mes a mes, se acerca más a lo reclamado por los acreedores.
La caída de la producción alcanzará dimensiones nunca vistas, y los comercios siguen cerrando; la clase media se sigue empobreciendo y, si bien un acuerdo con los acreedores sería bueno, tampoco nos cambia el escenario en el corto plazo, ya que el riesgo país sigue siendo alto y la Argentina, para contraer nueva deuda, pagaría tasas muy altas. El default no sorprendería a nadie ya que, técnicamente, nos encontramos “defaulteados”, lo cual nos obliga a un replanteamiento serio sobre el futuro de la Argentina. En este sentido, el próximo acuerdo, de ser cercano a lo que piden los acreedores, también corre con el riesgo de llevarnos a la misma situación, dado que este año la caída de la producción rondará un promedio 12 puntos y, para enfrentar dichos pagos, tendremos que crecer a valores superiores.
Es hora de plantearnos un nuevo sistema productivo, de acuerdo a lo que nosotros producimos y generamos. En materia de alimentos, en los primeros cinco meses del año, las exportaciones de origen agropecuario alcanzaron una participación del 71% en el total de las ventas externas argentinas, un nivel que no se alcanzaba desde 1986. En materia de tecnología, estamos colocando un nuevo satélite en órbita; son cosas como estas las que tenemos que fomentar para alcanzar un futuro que nos augure un crecimiento sostenido a lo largo de los años. Una buena iniciativa fue la presentada por el Senador Taiana, al presentar un proyecto para la construcción del Canal Magdalena y recuperar parte de la soberanía Hídrica. Este canal permitiría, a los buques que transportan las cargas de nuestro comercio exterior, contar con una salida directa al mar, desde los puertos fluviales hacia los puertos de nuestro litoral marítimo, y viceversa. Hoy, la soberanía de nuestros ríos interiores pareciera estar en manos de Brasil, dado que, con el manejo de sus represas, puede controlar el caudal de agua, y así limitar nuestro comercio; en dicho sentido, Brasil siempre consideró el manejo de las represas como políticas estratégica, y hoy, su ejército trabaja sobre las posibilidades de conflictos armados en la Región y su participación como mediador.