Por Gonzalo Cueto
Según informaba el diario Ámbito financiero: “El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que el impacto económico del coronavirus COVID-19 podría ser aún más severo y prolongado en los países que levanten las restricciones demasiado pronto”; en este sentido, funcionarios de Salud del Reino Unido creen que esta crisis durará hasta el 2021 y, de ser así, otros investigadores están planteando que las cuarentenas sean prolongadas durante 12 o 18 meses pero, como alternativa, están analizando hacer encierros selectivos: dos meses de cuarentena por uno de trabajo. En una palabra, todas las opciones sobre la mesa implican que las cuarentenas se prolongarán y traerán aparejados situaciones complejas a nivel social.
La situación imperante obliga a que la gente esté en sus casas, lo que demuestra la necesidad de acelerar el proceso de implementación del sistema 5G, debido a la necesidad de tener mejores servicios de red para llevar a cabo las tareas de homeworking, por ejemplo. Lo que trae el teletrabajo aparejado es la reducción de costos de la estructura empresarial.
En Europa se está comenzando a analizar un tema preocupante; en Italia, se están produciendo saqueos a los establecimientos de ventas de alimentos, debido al temor de desabastecimiento. El objetivo de los gobiernos es cómo contener la creciente presión social, para evitar que esta situación se reproduzca en otro países europeos.
La pandemia global, que amenaza con barrer el orden económico mundial, hace que el liberalismo económico sea el primer cuestionado del sistema, transformando al Estado en el nuevo actor principal del sistema, asumiendo el control integral de las sociedades. El Financial Times consideró, en un editorial de la semana pasada, que hacen falta "reformas radicales" en el mundo a partir de la pandemia del coronavirus y que los gobiernos deberán tener un papel más activo en la economía, así como también tanto la distribución de la riqueza como la salud pública vuelven a estar en los ejes de cualquier sociedad, siguiendo lo que planteara el Papa Francisco sobre una capitalismo humanizado.
El cierre de las fronteras y la caída del turismo es algo que también afecta a muchos países. El martes pasado, el Ministro de Agricultura de Francia, Didier Guillaume, dijo:
“Quiero lanzar un gran llamamiento a las mujeres y hombres que hoy en día no trabajan, aquellas y aquellos que están confinados en sus casas: camareros, recepcionistas de hotel, peluqueros (...) A ellos les digo: ¡Uníos al gran ejército de la agricultura francesa!”.
La pérdida de actividad económica en Francia se sitúa ya en torno al 35 % respecto a lo que sería un año normal y el miedo a la hambruna golpea las puertas, dada la falta de gente para cultivar en todo Europa.
La consecuencia de todo esto es que las bolsas del mundo siguen cayendo aunque, por momentos, hay rebotes, pero éstos son a fuerza de la inyección de dinero que está llevando adelante la FED, ya que el mundo productivo está parado, la economía real está estancada y el consumo se encuentra en un mínimo histórico. Esto plantea la necesidad de virar hacia un modelo de producción local y nacional.
La FED abre sus reservas en dólares y anuncia su rol de “Banco Central del Mundo”, según informa el Diario Financiero chileno; esto da una señal de esperanza a la Argentina, dado que el ajuste de precios, con tanto dinero circulante en el mundo, se expresará través del aumento del valor de las commodities. En este mismo sentido, la ONU anunció que: “nos arriesgamos a sufrir una crisis alimentaria inminente si no se toman medidas rápidas para proteger a los más vulnerables, mantener vivas las cadenas mundiales de suministro de alimentos y mitigar los impactos de la pandemia en todo el sistema alimentario", reza un comunicado de la FAO. Los precios podrán aumentar debido a las decisiones de los gobiernos de no exportar alimentos, con el fin de abastecer a su mercado interno.
La Unión Europea, que hasta ahora compraba su energía en dólares, hoy plantea que la moneda de cambio sea Euros o Rublos. Sin embargo, las discusiones internas entre los distintos países son un problema importante, dado que la colaboración entre países parece resquebrajarse con acciones como la de Francia, que retuvo un cargamento de barbijos con destino a España e Italia. Alemania, en particular, había prohibido la exportación de mascarillas a esos países; ayudas denegadas desde Bruselas obligaron a que la ayuda provenga de países como Rusia, China y Cuba. Por otra parte, el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon, los expresidentes de la Comisión Europea José Manuel Barroso y Romano Prodi, los expresidentes del Gobierno español Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, los ex primeros ministros británicos Gordon Brown (uno de los tres primeros signatarios), Tony Blair y John Major, entre otros, junto a destacados diplomáticos, académicos y otras relevantes figuras en las relaciones internacionales, exhortan a los Ejecutivos del G20 a elaborar una respuesta al estilo del Plan Marshall. La comunidad internacional debería condonar este año los pagos de la deuda de los países y pensar en un alivio de las obligaciones de pago en el futuro. Por último, la UE aprobó desbloquear 500.000 millones de euros como respuesta al coronavirus, después de arduas negociaciones entre los ministros de finanzas.
Esto mismo pasa entre EEUU y Canadá, dado que Trump le impidió a la empresa 3M exportar mascarillas N°95 a Canadá y, como consecuencia, éste amenaza con no permitir que los médicos y enfermeros que todos los días cruzan a trabajar en los Hospitales estadounidenses vayan a sus puestos de trabajo. La interdependencia del mundo de hoy puede producir consecuencias en otros países, como le ocurre a Estados Unidos con México, quien posee las plantas de 3M y evalúa cerrar sus fronteras. El mundo está cerrándose y protegiéndose; la cooperación solo la dan algunos países que tienen intenciones geopolíticas, como Rusia y China.
Muchos discuten cual es el rol de China, si sale como ganador o como el gran perdedor. Pero el problema es que hoy suministran equipo médico a todo el mundo y, tanto Rusia como Cuba, mandan brigadas médicas para combatir la pandemia. El propio Trump tuvo que pedir ayuda y su antagonista histórico, Rusia, se la envió. Sin embargo, EE.UU. y Brasil acusan a China de utilizar el virus y la crisis consecuente para beneficio propio, tanto geopolítico como económico.
América Latina se está preparando para la llegada de la pandemia y las consecuencias que ello seguramente traerá serán el aumento del desempleo y la pobreza, dado que la disminución de la actividad económica que tiene China y la caída de la demanda de bienes primarios provocará un aumento mayor de la caída de sus PBI. Por otra parte, internamente todos los gobiernos están brindando ayudas a través de congelamientos de servicios, asistencias financieras por medios de créditos a tasas bajas y auxilio a las familias más necesitadas.
En cuanto a la Argentina, declara el Default sobre una deuda interna de U$S 10 millones, bajo legislación nacional, y la traslada para el 2021, en una salida que ya muchos esperaban, ahorrándose $456.074 millones, y quedando a la espera de una negociación con los acreedores externos antes de declarar el Default que, todos suponen, llegará en algún momento. En tal sentido, el riesgo país cae unos puntos, y los bonos soberanos argentinos con legislación extranjera subieron un 1% en promedio, con el empuje positivo de más de 7% que exhibieron los principales índices bursátiles de Wall Street el lunes pasado. Mientras tanto, el gobierno habla con los bonistas externos, al margen de la compra especulativa de los fondos buitre. Por otro lado, la diferencia entre inflación y recaudación fue de sólo de 15 puntos en el mes de marzo, es decir, se recaudaron $443.636,7 millones, un 35% más que en igual mes del 2019, pero por debajo de la inflación proyectada de 50% anual. En el mes de marzo, la impresión de dinero fue el 35% del circulante; para quienes se preocupen por la economía del país, hay que hacerles recordar que, ya el año pasado, la economía argentina estaba parada y destruida.
El mayor problema del Default selectivo y el próximo Default es que el precio del dólar se va a disparar, no solo por la falta de confianza en la Argentina, sino por la relación emisión-reservas, lo que va dar un tipo de cambio mucho más alto; por otro lado, el problema es que casi todos los países han devaluado sus monedas frente al dólar y hoy sus productos son más competitivos que los nuestros en dólares. Entonces, el tipo de cambio en Argentina estará super atrasado. Sin embargo, con una devaluación, lo bueno es que esterilizamos muchos de nuestros pasivos, pero el problema es que, de ocurrir un salto en el tipo de la cotización acorde a la emisión y a la devaluación del entorno, la economía argentina termina totalmente destruida. Por otro lado, dada la cantidad de emisión que está llevando la FED en EEUU, muchos empiezan a dudar de la confianza en el dólar, entre ellos, el famoso empresario Robert Kiyosaki, quien aseguró que el dólar se está muriendo y recomendó invertir en bitcoin y/o comprar oro y/o plata.
Como dice Slavoj Žižek: “tal vez otro virus más beneficioso se expandirá y tal vez nos infecte: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá de la nación-Estado, una sociedad que se actualice como solidaridad global y cooperación”.
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