Cuando Rosas cae, Alberdi -basado en su diagnóstico- propone una solución. Le ofrece a Urquiza un programa integral que abarcaba muchos aspectos y que en algunos casos todavía siguen vigentes en el liberalismo de hoy.
La primera cosa que Alberdi observa es que el país está despoblado. El Río de la Plata es un desierto con algunos pequeños centros urbanos de los cuales el más grande el Buenos Aires, pero en términos de ciudades europeas, es una ciudad pequeña, es un pequeño puerto separado por grandes espacios vacíos. Entonces esa falta de población del territorio –lo que Alberdi llamaba- el desierto argentino necesitaba ser poblado para que se convirtiera en área de desarrollo económico. Es decir, sustituir los grandes espacios vacíos por espacios poblados y urbanizados. Pero para eso hace falta población y esa población tenía que venir de afuera. Entonces los primero que había que hacer era fomentar la inmigración y de ahí la famosa frase de él: “Gobernar es poblar”.
Sobre ese desierto lo único que podía sobrevivir eran los animales y los aborígenes americanos. El hombre civilizado, en el desierto, no podía vivir. Entonces para crear las condiciones de un país civilizado había que sustituir el desierto por centro urbanos. Y esos centros urbanos iban a ser producto del desarrollo económico, pero sin población el desarrollo económico era imposible.