Por Paris Goyeneche
Guillermo Isidoro Larregui Ugarte (Pamplona, 1885 - Puerto Iguazú, 1964), conocido como “el Vasco de la carretilla” o "el Quijote de una sola rueda", recorrió más de 22.300 km a pie, empujando una carretilla de 130 kg.
Llegó a Buenos Aires, con sólo quince años, en 1900 y, al comienzo, trabajó como marino, con lo cual viajó por muchas ciudades del mundo. En la Patagonia, fue peón en una petrolera norteamericana, en la que estuvo hasta 1935. Ese mismo año, y durante una reunión con amigos, hizo una apuesta que le cambió la vida, y que lo convirtió en uno de los personajes más curiosos de la Argentina.
“Yo me animaría, les dije, a cruzar toda la Patagonia a pie y a ir hasta Buenos Aires con una carretilla. Lo tomaron a broma y uno de ellos me trajo una carretilla. Luego, cuando vieron que yo me disponía a emprender el viaje y que la cosa iba en serio, se sorprendieron”.
Tenía 50 años cuando partió para cumplir este sueño. Larregui era un hombre sencillo, fuerte y libre, que llevaba en su carretilla lo necesario para el cuerpo y encontraba en los caminos el alimento de su alma. La solidaridad de la gente, especialmente de la colectividad vasca, hacía más tenues las peripecias que debía enfrentar. Además de poseer una sana curiosidad para descubrir lo desconocido, hablaba y escuchaba a la gente con la atención de los niños. Conocía varios idiomas, al menos euskera, castellano, francés, e italiano.
Isidoro Larregui recorrió a pie alrededor de 22.300 km y efectuó cuatro caminatas:
La primera inició en 1935, cuando tenía 50 años, partiendo del paraje Cerro Bagual, a 120 km de Comandante Luis Piedrabuena (Santa Cruz), llegando a Buenos Aires 14 meses después.
La segunda la comenzó en 1936, desde Coronel Pringles (Provincia de Buenos Aires) y finalizó en La Paz (Bolivia). Y la tercera la realizó desde Villa María (Córdoba), hasta Santiago de Chile.
Su cuarta y última caminata la efectuó desde Trenque Lauquen (Buenos Aires), hasta el Parque Nacional Iguazú, en Misiones.
La carretilla tenía la base de 70 cm x 110 cm y 30 cm de alto, con una carpa, una cama plegadiza, colchón y colcha; como así también herramientas completas, utensilios de cocina, calentador, juego de lavabo, cepillos, brocha, navaja y provisiones.
La primera carretilla del vasco Larregui Ugarte quedó en el Museo de Luján porque él la donó.
La segunda la utilizó entre 1936 y 1938, haciendo el recorrido desde Coronel Pringles, hasta Bolivia.
La tercera se la hicieron amigos de Trenque Lauquen y Beruti, en 1943, y terminó seis años más tarde, en Puerto Iguazú (Misiones), el lugar que sería su residencia definitiva. Se calculaba que, en total, ya había caminado más de 20.000 km.
Falleció el 5 de junio de 1964, cuando aún no había llegado a cumplir 79 años, en Puerto Iguazú. Lo enterraron en el cementerio de esa ciudad. Se había convertido en un personaje de leyenda y a su alrededor se empezaron a armar los mitos. Alguna vez escribió:
"Vivir el ritmo oculto de los campos abiertos llenos de sol. La emoción de la tierra Argentina, llena de generosidades. He aquí mi objetivo. Nadie me podrá quitar la dicha de ser dueño de mi propio destino".
Siendo un pueblo acostumbrado a la diáspora y a la aventura, el vasco anduvo el país, como varios de sus predecesores, a fuerza de sangre y sacrificio. Siendo también de la misma sangre le tomé cariño, ya que dentro de sus metas y apuestas, hay, dentro nuestro, un poco de andariegos.
Les propongo una media hora de descubrimiento a través del documental disponible en Youtube sobre su vida, con anécdotas e información ampliada sobre su vida.
Bon Appetit.
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