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Balance

Por Silvano Pascuzzo. El oficialismo y sus comunicadores orgánicos, sostiene que ha salido bien parado de la prueba electoral reciente, pues a último momento, recuperó votos en distritos clave del conurbano, y en algunas provincias como Chaco y Tierra del Fuego. Es ésta una visión optimista, que sirve para elevar el ánimo de la militancia, en una hora realmente confusa. ¿Pero da cuenta de la realidad del país? ¿Es una buena base para analizar la evolución del sistema político hacia el futuro? Creemos, lamentablemente, que no; y daremos algunas razones, todas discutibles, por supuesto.


El Kirchnerismo – no el Peronismo – ha reducido su influencia en el escenario nacional, con respecto a 2015. Lo hemos dicho ya varias veces, la constitución del Frente de Todos, ha desdibujado sus aristas más originales y seductoras; mientras que su identidad, se diluye en un océano de generalidades y eslóganes vacíos, en justificaciones pueriles, que son el reverso de su actitud combativa de antaño; actitud que lo hiciera diferente y seductor, ante millones de argentinos y argentinas. La misma conductora del espacio, la ex Presidenta Cristina Fernández, no ha podido desplegar todas sus capacidades, encerrada en un puesto simbólico sin influencia considerable en la toma de decisiones de un gobierno, a cuyo frente hay un personaje, al que ella misma postulare con el dedo, sin internas; y al que calificara, en un libro de gran circulación, como: “operador de Magnetto y del Grupo Clarín”.


Por otro lado, es evidente, que los funcionarios más cercanos al Presidente de la República y a Sergio Massa, sueñan con un “Pacto de Gobernabilidad”, sellado con la supuesta “oposición moderada” – una peligrosa fantasía – y con los sectores más realistas del empresariado nacional; una reedición del menemismo de los años 90, menos brutal y más sofisticada y amigable. Una ingenua alquimia discursiva, que pretende convencernos de que los mismos que entre 2015 y 2017 le prestaron a Macri sus legisladores en el Congreso para endeudarnos y arruinarnos por décadas, van ahora a hacer “política progresista”.


El escenario político, en consecuencia, es extraordinariamente desfavorable para el campo nacional y popular. La Derecha avanza hacia el poder en 2023, con enorme fanatismo y determinación; al punto que el Kirchnerismo trata de adaptarse a una gestión endeble y errática, que ha obtenido magros resultados en casi todas las áreas del gobierno; actitud peligrosa, que – insistimos – lo deja demasiado expuesto a deshilacharse en lo ideológico y en lo político.


¿Qué queda entonces en pie? Bastante poco: La Cámpora, con un proyecto cupular, sectario y endogámico; y un Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que aún no ha conseguido diferenciarse de los puntos de vista del oficialismo nacional. Axel Kichillof ha gobernado bien, pese a los efectos negativos de la pandemia de COVID 19, pero: ¿le alcanzará para posicionarse como legítimo recambio? Veremos. Por lo pronto, los resultados del 14 de noviembre lo han favorecido, y muchos creen que por allí transitará el futuro; todo lo cual es por ahora, una mera expresión de deseos.


El país es hoy mayoritariamente anti kirchnerista. Eso puede cambiar, en tanto sabemos que existe un elector promedio, pragmático y civilmente poco formado, con una lógica decisional errática y confusa. Pero: ¿será posible sobrevivir, siendo apenas la expresión electoral del conurbano bonaerense? ¿Cuánto tiempo sostendrán los jefes comunales de esa zona, a un dirigente no salido de sus propias filas? Las posibilidades de que en 2023 esa alianza perdure son altas, aunque es dudoso que alcance para sostener un proyecto alternativo de coalición en toda la geografía, amplia y dilatada, de nuestro país.


Finalmente, la deuda, el cambio ocurrido en el escenario global en los últimos tiempos y el giro derechista de un grupo nutrido e influyente de opositores; así como la acción erosiva del poder real y los medios de comunicación de masas, a él asociados; le pondrán al Gobierno fuertes obstáculos en su camino. Sin un cambio de estrategia, sin un enfoque distinto, la esperanza de transformaciones favorables a las mayorías se esfumará. Podrá haber crecimiento macro económico, acuerdos con el FMI y el Sistema Financiero Global, victorias electorales parciales y hasta festejos impostados; lo que no habrá será Justicia Social y Soberanía Nacional. De eso, estamos seguros.

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