El 17 de octubre de 1945 no fue un día más. Fue el nacimiento del movimiento político más importante que ha tenido la República Argentina. Ese día, los invisibilizados de la patria se apropiaron de las conquistas que, aquel a quien luego llamarían su conductor, les había otorgado a través de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Medidas que le otorgaron al pueblo lo que la oligarquía, históricamente, le había denegado (y todavía aspira a quitarles): la dignidad.
Hijos de inmigrantes europeos y descendientes de pueblos originarios, trabajadores industriales, peones de campo, dirigentes sindicales, mujeres y niños, todos se reunieron en la Plaza de Mayo para reclamar el regreso de su conductor.
Nada más ejemplificante que la imagen de los movilizados mojando sus pies en las fuentes de la plaza. Esa imagen, que genera indignación e irritación en la oligarquía, representa el momento en que el pueblo decide tomar el destino de la patria en sus manos, para ya no soltarlo jamás. Y lo hace, ni más ni menos, que en la Ciudad de Buenos Aires, la París de América Latina, el orgullo de la clase acaudalada, que se inflaba el pecho por sus palacios suntuosos y sus imponentes edificios, decorados con materiales traídos de Europa y de otros rincones del mundo; mientras, los trabajadores argentinos cumplían jornadas laborales extensísimas, en condiciones infrahumanas, para apenas, y con un poco de suerte, poder llevar un plato de comida a la mesa.
Todavía se escuchan algunos resabios gorilas pronunciar la frase “no vuelven más”. Pobres. Pensar que un movimiento que estuvo 18 años proscripto, que sobrevivió a bombardeos y a 30.000 desapariciones, va a desaparecer por el simple hecho de haber perdido una elección presidencial es, de mínima, un acto de demencia abstraído de la realidad. Porque quien está al frente de la conducción es algo circunstancial, ningún hombre o mujer puede sobrevivir al paso del tiempo; lo que continúa, como una llama que nunca se extingue, es el movimiento y sus históricas tres banderas: Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social.
Porque, como decía el “Gordo” Cooke, “el peronismo es más que un partido. No lo disuelven por decreto ni lo amansan por intimidación. No llamamos a ninguna aventura desesperada. Llamamos a la lucha, que comienza por esclarecer las conciencias, proclama las verdades y hablar por los que callan cuando debería orientar a la masa”.
Porque vamos a volver, mejores.
A continuación le dejamos un link para que puedan visualizar un video explicativo sobre la "Tercera Posición" y "El proyecto de la Justicia Social".
https://www.youtube.com/watch?v=zfSZU2hFpAE&feature=share&fbclid=IwAR3hWJxMHlXmn7qIxaelnlI3P5DS_kZxaqi3IAjbH6GDR1pSgW7jFBBA1Qs